Magnífica oportunidad

¿Cómo transmitir unos nuevos patrones de cambio interior psicológicamente hablando, para que el exterior sea percibido de manera distinta, y la forma de pensar, sentir y por consiguiente de actuar, sea modificada desde la comprensión interior basada en una intuición novedosa al servicio de ser conscientes en todo momento?
¿Cómo interactúan la mente consciente y la mente inconsciente?
El sabio dijo alguna vez:
“Las cosas se piensan y entienden con el intelecto, se sienten y desean con el corazón y se realizan en la acción”.
Hay varias versiones pero esta es entendible hasta por el más torpe de entendederas.
Cuando uno está perdido o confundido y no sabe qué sendero transitar o es bueno recorrer, es rentable y seguro, es inteligente recurrir a los sabios, a aquellos que sí han transitado por si mismos el camino que uno ahora tiene la insolencia de decir ¡Sí! estar capacitado y saber cómo acompañar y recorrerlo junto a ese “paciente” que le ha demandado ayuda.
¿Es consciente de la enorme responsabilidad que adquiere de cara a los que acuden a escucharle o a que se les ayude a mejorar su calidad de vida? ¿Somos conscientes de esa enorme responsabilidad que adquirimos anunciándonos como hipnoterapeutas o psicoterapeutas?
¿Somos conscientes de tener una buena formación que nos capacite para tal cometido? ¿Hemos realizado nosotros antes ese viaje interior y nos hemos limpiado, sanado y alumbrado nuestro propio sendero para saber cómo hacerlo o ayudarle a otro a hacer lo mismo? ¿Somos capaces de crear siempre y sin excepción ante el “paciente” que demanda ayuda creyendo que somos profesionales en dársela, el debido rapport, y la empatía indispensable?
¿Sabemos cómo manejar la resistencia que sin excepción, siempre aflora cuando se intenta realizar algún cambio en ideas, conductas y patrones de comportamiento? ¿Sabemos cómo activar y despertar en el “paciente” la debida expectación ilusionante de que ese cambio y logro de objetivos es posible? 
¿Sabemos manejar y sacar provecho de las recaídas y resistencias que afloran como parte de la psicoterapia? ¿Sabemos qué hacer con ellas y como integrarlas como parte fundamental de la solución del problema? ¿Somos capaces de colocarnos nosotros los “terapeutas” en el estado de conciencia o “trance generativo” apropiado para llevar a cabo esa labor de acompañar, guiar y sanar a esa persona que ha demandado nuestra ayuda creyendo que estamos capacitados para tal menester? ¿Cuántos años llevamos de estudio, práctica y experiencia en la técnica o conjunto de técnicas que estamos realizando con el “paciente” de turno?
¿Creemos que es ética y responsable la conducta del que hace un curso de fin de semana, lee un libro o varios, y ya está a la semana siguiente haciendo terapia sobre la complejidad de conflictos que emergen de la psique humana? ¿Qué podemos pensar del que mira un vídeo u observa lo que otro “experto en hipnosis” realiza y copiando hasta los suspiros o movimientos “parpebrales”, lo imita con todo descaro? ¿Y qué pensar de aquellos que utilizan la misma técnica, fraseología, gestos chismes y cuentos supuestamente metafóricos aplicándolos con todo problema o conflicto a resolver? O sea, les da lo mismo que sea una fobia que un temor, una baja autoestima o estados ansiógenos constantes, hechos traumáticos acaecidos en el hogar paterno, malos tratos, conflictos de incesto, o la aparición del extraterrestre de turno al que echarle culpa de conflictos infantiles o desajustes adaptativos a la responsabilidad del yo adulto… Meten todo en el mismo saco y una misma técnica o forma de “hacer terapia”, la aplican para todo el mundo, sea cual sea la persona y su idiosincrasia particular. Cuadros psicóticos, depresiones endógenas o exógenas mezcladas y sin diferenciar, fobias simples o agorafobias diversas, baja-autoestima, timidez o males de ojo, dolores de tripa, cáncer o bulimia, terrores nocturnos, cuadros melancólicos, terrores nocturnos a los que siempre habrá un extraterrestre al que echarle la culpa por su intromisión en la alcoba intima… 
Y si esto no es suficiente como práctica y actitudes alarmantes de los nuevos “chiripitiflaúticos” o terapéuticos modernos que con dos o tres horas de observar una sesión de supuesta hipnosis piensan que ya es suficiente, al día siguiente ya se arrogan la potestad de estar capacitados para ser ni más ni menos que psicoterapeutas, o hipnoterapeutas o acompañantes del sendero que “su cándido paciente”, ignorante de la talla intelectual y moral del que tiene enfrente, debe transitar con un mínimo de garantía de lograr su objetivo sanador.
 Ahora recuerdo algunas palabras escritas en alguno de sus libros del Dr. Michael Yapko, referentes a estos tipos:
“Es una vergüenza, una estafa”. 
Esto no lo digo yo, lo dice un "Doctor en psicología", que debe ser cosa muy respetable, ¿no? No, en estos momentos en que escribo todo esto, no estoy pensando en x persona o personas. En estos momentos bastante tengo conmigo mismo en ver la viga en mis ojos y no tengo tiempo ni ganas para ver la paja en los ajenos. 
Seguiré escribiendo mis dudas creadas como consecuencia de esa enorme responsabilidad de la tarea por venir en breve...Y me gusta saber que estos comentarios míos, que intento argumentar y sin decir nombre alguno para que nadie se ofenda, los expreso con respeto. Sí, respeto a la persona pero no a las conductas o formas de actuar. Ahora es momento de seguir haciendo un poco de pedagogía.

1 comentario:

  1. Dentro la insconsciencia existe las personas conscientes de lo que hacen, no cabe duda y ya lo decia Osho:

    en varios libros: aprecia la insconsciencia. Y tambien Para conseguir la felicidad tienes que contemplar la infelicidad, solo aquellos que han sigo guerreros de felicidad, se atreven a conocer parte de infelicidad. O tambien han recorrido el camino hacia lo que algunos le llaman felicidad momentanea.

    Saludos Horacio, buen viaje

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