El inconsciente y lo psicosomático


Lo profundo de la mente, lo subjetivo, continúa siendo una fuerza caprichosa con capacidad tanto de curación como de provocar la enfermedad. Es lo psicosomático, el efecto de la mente sobre el cuerpo.

Muchos médicos, desde su inclinación materialista, prefieren pensar que las sustancias químicas han de ser la respuesta a cualquier trastorno físico o mental.


Aunque afortunadamente no todos piensan así: el endocrinólogo Dr. Deepak Chopra en su obra ‘Curación cuántica’, escribe que a diario ve a pacientes que muestran síntomas mentales ligados a defectos en su equilibrio hormonal. Por ejemplo, señala el pensamiento trastornado de un diabético que sufre una reacción de insuficiencia de azúcar en sangre o los cambios en el ciclo menstrual de algunas mujeres. Y concluye que no se puede descartar la mente de la conexión mente-cuerpo.

Es decir, la afirmación de que el cuerpo se cura por sí solo empleando unas sustancias químicas equivale a creer que un coche toma una curva gracias únicamente a su trasmisión.

En el interior del ser humano ha de haber un cuerpo pensante que responde a los mandamientos de la mente. Ahora bien, ¿dónde está y de qué está hecho?

Ese factor o poder tan controvertido, cuando no ignorado, que es la mente inconsciente, contiene preciosos recursos y potencialidades que pueden ser movilizados para el crecimiento personal y para la recuperación de la salud.

En palabras del Dr. Milton Erickson, el inconsciente es lo más central de la mente y contiene esas potencialidades capaces de cambiar la experiencia y modificar pautas de conductas que no sirven y condicionan la calidad de vida.

A la hora de enfocar un tratamiento médico para sanar al paciente hay que contar con esa íntima relación de lo psico-somático.

El inconsciente es fuente de salud si es sabiamente canalizado.

Los estudiosos de la psicología, los teóricos clínicos especialmente, han propuesto la existencia de un centro de la psique que dirige, regula e influye poderosamente en la vida de cada individuo.

Ese inconsciente que, según Carl Gustav Jung, es una fuerza que intenta curarnos, nos instruye, nos aconseja, nos cuida y nos orienta hacia el despertar del verdadero Yo.

Ese inconsciente de los maestros del budismo Zen, en el que sitúan la verdadera sabiduría y la intuición.
Como se puede comprobar, lo profundo de la mente ha recibido diferentes nombres.

Sigmund Freud lo llamó inconsciente, fuente de los instintos e impulsos que modelan el comportamiento y que se encuentran fundamentalmente fuera de la conciencia (como si fuéramos patológicamente autómatas).

Carl Gustav Jung dio una cualidad diferente a la esencia del inconsciente al proponer que una persona no solo era guiada por su inconsciente, sino también por su crecimiento personal y por una sensación de bienestar. Propuso que el centro de la psique de la persona (el Sí mismo) tenía también una función compensatoria. Por ejemplo, cuando alguien tiene un miedo consciente, el Sí mismo trataría de proporcionarle los sentimientos de fuerza y valor necesarios para mantener la situación temible bajo control. Jung propuso que los mensajes del inconsciente, o del Sí mismo, siempre conducían al bienestar. Esta experiencia íntima de acceso a la mente inconsciente constituye básicamente gran parte del proceso altamente eficiente de la acción terapéutica a través del trance hipnótico.

Pronto os enviare un sencillo ejercicio de inducción en autohipnosis para aprender a consultar con el guía interno, un ejercicio de acceso a los contenidos metafóricos del inconsciente.

Mientras tanto, sed moderadamente felices…

4 comentarios:

  1. muy buena nota, estare a la espera del ejercicio de autohipnosis!!
    saludos !!

    Silvio Lopez Martinez

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  2. He leido tu libro "Guía práctica de Hipnosis". Llevo un par de meses practicándo, de momento la autohipnosis y algo de hipnosis, a nivel de relajación con mi hijo de 16 años. Quedo a la espera de ese ejercicio de autohipnosis. Llevo algunos años con mi propio camino interior y me cuesta contactar con mí guía interior. Gracias.

    Antonio

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  3. Muchas gracias, Antonio.
    En ello estoy y te agradezco tu participación. Entre todos recorremos parte del camino hacia nosotros mismos. Después, que cada cual sea lo que se merezca.
    Un cordial saludo.

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