Freud y la hipnosis (II)

Foto de Psychology Pictures (www.flickr.com).
En la anterior entrada de este blog recordaba las dificultades que tuvo Sigmund Freud en el uso de la hipnosis, técnica que practicó durante décadas pero que finalmente dejó abandonada porque los resultados que logró no eran duraderos. Al parecer, constató que los síntomas reaparecían cuando se producía un alejamiento en la relación entre paciente y médico.
Quiero darle ahora una respuesta al comentario que sobre esta cuestión ha dejado Alejandro Rodríguez en este blog. 
Porque pudiera parecer, tras leer lo que le ocurrió a Freud, que la hipnosis fuera una técnica que no sirve para la terapia. 
Y nada más lejos de la realidad.
Antes de entrar a explicar este asunto, quisiera recordar aquí el concepto de la sugestión, porque lo considero clave.

Estamos casi todos de acuerdo en que la sugestión es una forma de influencia psíquica que una persona puede ejercer sobre otra. Se debe tener en cuenta que la sugestión puede estar presente en cualquier campo de las relaciones humanas. Existe sugestión tanto en la curación a través de los ritos y cultos de las sociedades primitivas, como en las supuestas curas milagrosas que provoca la fe, o en el mismo acto médico tal y como también reconoció el citado Freud.
El caso es que la hipnosis que practicó el padre del psicoanálisis (autoritaria, primitiva y basada en inducciones del tipo 'mano en la frente y ahora duermes') estaba fundamentalmente ejercida desde la autoridad del médico, es decir, usaba fundamentalmente la sugestión.
En otras palabras, Freud no maneja la hipnosis con la eficacia necesaria, lo cual no es de extrañar teniendo en cuanta la época y la mentalidad de aquellos hombres. Sin menospreciar en absoluto su labor y su aportación, pienso sinceramente que cometía el error de trabajar fundamentándose casi en exclusiva en el poder de la sugestión y de las órdenes y la autoridad del hipnotizador, sin contar con el compromiso del propio paciente.
Sin olvidar tampoco que él mismo reconoció que no lograba inducir el trance hipnótico en todos sus pacientes.
¿Por qué la terapia no le resultaba cuando se alejaba en el tiempo la relación entre el paciente y el médico?
Pues precisamente porque se centraba en el poder de la sugestión que únicamente tapaba el problema psicológico. No existía por tanto una catarsis, una abreacción o el proceso interno de cambio y superación del problema.
El propio Freud reconoció que la hipnosis no vencía las resistencias... Pero yo estoy convencido de que esto fue así porque el verdadero problema de los pacientes no salía a la luz.
La buena terapia en hipnosis no es dormir al paciente y tratarlo con sugestiones autoritarias, sino lograr que se implique en su problema y ayudarle en la búsqueda de la solución.
Por último, adelantar que soy un firme convencido de las capacidades de la hipnosis en terapia. Estudios de Meta-análisis realizados en los años 80 confirmaron que toda psicoterapia (cognitiva, conductual, sistémica, etcétera) resulta más eficaz cuando se realizan en un contexto hipnótico.

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