Hipnoterapia


Concepto de un tipo de terapia aceptado por muchos profesionales clínicos, pero también negado por mucho otros, puesto que hay quienes lo niegan desde el prejuicio de que no existe ningún sistema o protocolo de actuación terapéutico con la hipnosis y, por tanto, no se podría hablar estrictamente de ‘hipnoterapia’.

A mi juicio, se trata de una técnica que consiste en influir sobre el subconsciente del sujeto con la finalidad, como en cualquier otra psicoterapia, de aliviar o transformar unas pautas de conducta indeseadas.

Así, en principio cualquier desarreglo de tipo psíquico es susceptible de ser tratado mediante Hipnosis, ya sean fobias, depresiones o ansiedad, así como tics nerviosos o insomnio, entre otros.

Aunque debo advertir de que, para realizar una buena Hipnoterapia, hay que tener en cuenta infinidad de aspectos que sólo conocen bien y pueden manejar correctamente los profesionales de la salud, y me refiero aquí a médicos, psiquiatras, psicólogos y terapeutas instruidos en el complejo mundo de las psicopatologías.

Para mí resulta irrebatible que la Hipnoterapia posee la ventaja de poder adentrarnos en el subconsciente del paciente de una forma rápida. Y para ello utiliza las poderosas herramientas de la sugestión y la palabra. Así pues, la Hipnoterapia trata de introducir ideas de curación que después se desarrollarán inconscientemente y producirán un positivo reflejo condicionado -no controlado- en la mente del paciente.

La sugestión es un elemento que está presente, nos demos cuenta o no, en prácticamente todos los actos de nuestra vida cotidiana. Nos encontramos en un estado de constante bombardeo por parte de las sugestiones. En cierta medida, si se me permite la exageración, es como si viviéramos en un continuo estado de Hipnosis: las sugestiones tienen un efecto primordial en nuestra vida. Si tenemos dudas sobre la anterior afirmación, pensemos un momento… ¿Cuántas veces hemos cambiado en nuestra manera de obrar o pensar tras un comentario de alguien?

Y aquí está la clave, porque la sugestión no existe por sí misma, sino a partir del momento en que lo dicho por otro se transforma en autosugestión en mí.

Para utilizar de manera adecuada las sugestiones es esencial el uso correcto de la palabra. Este planteamiento tan importante sobre el manejo verbal de la hipnosis ya lo destacó el doctor William S. Kroger:

“El significado de las palabras (semántica) influye de una manera efectiva sobre el estado y actividad de estructuras corticales y subcorticales, provocando actividades emocionales que pueden ser benéficas o nocivas para el organismo. Esto, de la manera aducida por Pavlov, resulta especialmente adecuado para la interpretación de la base sobre la cual se producen las respuestas hipnóticas”.

Por eso comparto la afirmación que dice que las palabras no solo significan una realidad, sino que la crean. Repite varias veces la palabra limón imaginando o evocando cuando has comido o chupado un limón y observarás como tus glándulas salivares empiezan a funcionar.

Las palabras manifiestan nuestros pensamientos. Y nuestros pensamientos se transforman en realidad. La persona que siempre dice encontrarse mal, acabará al final contrayendo una enfermedad. El hipocondríaco a veces termina generando la enfermedad que al principio solo existía en su mente.

Sin embargo, repite:

"Cada me siento mejor. Respiro profundamente acaparando energía, oxígeno y amor a la vida. Me siento joven y lleno de vitalidad”.

Y verás cómo es una forma de activar el proceso de curación de cualquier dolencia.

La autosugestión positiva viéndose uno mismo curado o sanado, unido al desarrollo de la alegría y buen humor, son el mejor complemento a cualquier psicoterapia o tratamiento médico para liberarse de enfermedades o de dolencias. Desde luego, en las palabras y pensamientos influye poderosamente la emotividad o carga afectiva que pongamos en ellos.

Si una persona necesita sugestiones de tranquilidad, realicemos esas sugestiones con calma y serenidad; si requiere sugestiones de autoafirmación y seguridad, hagámoslas con voz firme y decidida; incluso si la persona necesita cariño y autoestima, démosle en las sugestiones algo de cariño y comprensión.

Pero tanto, si eres profesional de la terapia o un simple amigo; cuando digas algo así, hazlo de corazón y con toda sinceridad, de lo contrario mejor es estarse callado…

Que os sugestionen y os sugestionéis en el camino apropiado y en la dirección correcta:

“Como dios quiere y manda”.

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